Diego Núñez de Florencia (s.XVI)

Título: Historia de la ciudad de Computo, vulgarmente Alcalá de Santiuste...
Autor: Miguel de Portilla
Fecha: 1728
Fuente: Books Google
Formato: Google ebook


Según este libro y también en el libro "Epitome de la vida del V.P. Juan de Viana" de Juan Bautista Lanciego y Eguilaz  (en este blog),  en la Capilla de San Ildefonso de la Iglesia de la Compañía de Jesús de Alcalá de Henares, al lado del Evangelio, que llaman comunmente de los Florencias, hay un epitafio que dice:

Aquí yazen Diego Nuñez de Florencia, natural de Viana de Navarra, y Isabel Cuellar, natural de Cuellar, personas muy honradas, y bien nacidas, en piedad, y Christiandad insignes: tuvieron tres hijos, y todos Religiosos de la Compañía de Jesus, el P. Juan de Florencia, El P. Geronimo de Florencia, el P. Agustin de Florencia. Tuvieron cinco hijas todas se consagraron a Dios con voto de castidad. Año de 1624.

Así mismo, el padre Lanciego cuenta que los Florencia nacieron en Alcalá de Henares.
  • Juan de Florencia (1559-1592)
  • Jerónimo (Gerónimo) de Florencia (1565-1633), fue el predicador real más destacado, juntamente con Paravicino, durante el reinado de Felipe III y parte del de Felipe IV. Su obra, constituida fundamentalmente por sus importantes oraciones fúnebres, tuvo gran proyección su época. Fue confidente de Felipe III, y al que se atribuye una participación muy directa en la redacción de las mandas de su testamento. Con el nuevo rey Felipe IV, esta situación privilegiada se mantuvo como revela su nombramiento de confesor de los infantes don Carlos y don Fernando, y el formar parte de la famosa Junta de Reformación, entre otras.
  • Agustín  de Florencia (1574-1615) 
Soneto "A un libro de doce sermones que imprimió el padre Florencia, de la Compañía de Jesús", por Luis de Góngora. Dedicado a Jerónimo de Florencia

Doce sermones estampó Florencia, 
orador cano sí, mas, aunque cano, 
a cuanto ventosea en castellano 
se tapa las narices la elocuencia. 

Humos reconocí en Su Chimenencia
de abstinente no menos que de vano, 
pues que por un capón deja un milano: 
¡oh bien haya tan rígida abstinencia! 

En su religión santa, de modesto 
nunca ha querido lo que no le han dado:
¡oh bien haya modestia tan ociosa! 

En Palacio más mucho de lo honesto
del dueño solicita, y del privado:
¡oh mal haya ambición tan ambiciosa!


Otras referencias: