Arzobispo José Lanciego (1)

Título:  Arzobispo José Lanciego.
Autor:  Juan Rodríguez Juárez
Técnica: óleo sobre lienzo
Fecha: 
Localización: ¿Catedral de México?
Fuente: facebook José de Ibarra (1685-1756)
Ficha

Más sobre Pérez de Lanciego en Heráldica de Viana

Arzobispo José Lanciego (2)

Título:  Arzobispo José Lanciego
Autor:  Juan Rodríguez Juárez
Técnica: óleo sobre lienzo
Fecha:
Localización: ¿Catedral de México?
Fuente: facebook José de Ibarra (1685-1756)
Ficha

Más sobre Pérez de Lanciego en Heráldica de Viana

José de Lanciego y Eguilaz, Arzobispo de México, litografía

Título:  José de Lanciego y Eguilaz, Arzobispo de México, litografía
Autor:
Técnica:
Fecha:
Localización:
Fotografía
Autor: Cacasola, 1955-1960
Fuente: Mediateca INAH - Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
Ficha

Mas sobre Pérez de Lanciego en Heráldica de Viana

José de Lanciego y Eguilaz, Arzobispo de México, pintura

Título:  José de Lanciego y Eguilaz, Arzobispo de México, pintura
Autor:
Técnica:
Fecha:
Localización:
Fotografía
Autor: Cacasola, 1955-1960
Fuente: Mediateca INAH - Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
Ficha

José de Lanciego y Eguilas

Título:  José de Lanciego y Eguilas
Autor: Francisco Martínez
Técnica: óleo sobre lienzo,
Fecha: 1723
Localización: Museo del Virreinato, México
Fuente: Mediateca INAH - Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
Ficha

Mas sobre Pérez de Lanciego en Heráldica de Viana

Retrato del arzobispo José de Lanciego y Eguilaz y Juan Antonio de Fábrega

Título:  Retrato del arzobispo José de Lanciego y Eguilaz y Juan Antonio de Fábrega
Autor: atribuido a Juan Rodriguez Juarez
Técnica: óleo sobre lienzo, 120,5 x 101 cm
Fecha: c. 1714
Localización: Catedral Metropolitana, Secretaría de Cultura, Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural,  Ciudad de Mexico
Fuente: LACMA - Los Angeles County Museum of Art.  Exposición Painted in Mexico, 1700–1790: Pinxit Mexici
Este inusual retrato doble evoca la amistad entre los dos personajes sin allanar sus diferencias de rango. El arzobispo José de Lanciego y Eguilaz se recorta sobre una tela roja adamascada y mira al espectador; el prebendado Juan Antonio de Fábrega está colocado en una posición ligeramente retrasada e inferior, ante una pared lisa y observa al arzobispo. Ambos viajaron juntos de España a México. Fábrega, que fue confesor y capellán del arzobispo, quizá encargaría el retrato para agradecer a su protector que facilitara su ingreso al cabildo catedralicio, un importante honor.

Otras referencias
La exposición PINXIT MEXICI también se exhibió en el Metropolitan Museum of Art cuya web incluye material de la misma, incluyendo el autoretrato de Juan Rodríguez Juárez.

El arzobispo Pérez de Lanciego y su sobrino

Título:  Portrait of Don Francisco José Pérez de Lanciego y Eguilaz
Autor: Juan Rodriguez Juarez
Técnica: óleo sobre lienzo
Fecha: 1714
Localización: Denver Art Museum 
Ficha
Retrato de Don Francisco José Pérez de Lanciego y Eguilaz - Detalle
Denver Art Museum 
Portrait of Don Francisco José Pérez de Lanciego y Eguilaz
Denver Art Museum
Referencias

PARES. Archivo de Indias. Expediente Fray José de Lanciego 14-07-1712
Expediente de información y licencia de Fray José Lanciego, arzobispo de México, con fray Vidal Martínez, natural de Nájera, monje profeso del Monasterio de Santa María de Nájera, su confesor, Miguel Lanciego, su sobrino, natural de Corella, Juan del Corral Morales, clérigo presbítero, su capellán, natural de Nájera, Juan González del Corral, su sobrino, natural de Nájera, José Ansuain, escribano, natural de Corella y Bernardo López, a Nueva España.

Tres arzobispos de Viana
Durante su estancia en tierras de Nueva España se rodeó de familiares y amigos, muchos de ellos vianeses: José Ansoáin Los Arcos, secretario de cámara; Juan Corral Morales, capellán; Juan Gil Gilete, familiar; Juan González Corral, familiar y limosnero, y otros. Durante algunos años le hicieron comapñia sus sobrinos Miguel Antonio y José Matías, hijos de su hermano Manuél y de Inés de Bernedo.

Retrato de fray José Pérez de Lanciego y Eguílaz, arzobispo de México

Título: Retrato de fray José Pérez de Lanciego y Eguílaz, arzobispo de México
Autor: Juan Rodríguez Juárez,
Fecha: c. 1720.
Técnica: Óleo sobre lienzo, 203 x 124 cm.
Texto de la cartela: Joan Rodríg(ue)z Xuárez f(eci)t El YII(ustrisi)mo y R(everendisi)mo S(eño)r
P. M ° D(on) Fr(ay) Joseph Pérez de Lanciego y Eguílaz, ¡jo Professo y dos veces Abad del Real
monasterio de Santa María de Náxara, Predicador de las dos Majestades Carlos II y Phílipo V, Calificador de la Suprema y General Inquisición, Arzobispo de México, electo en 21 de Mayo del año de 1713, Consagrado en 4 de Noviembre de 1714.
Localización: Viana (Navarra). Parroquia de Santa María

Incluido en: Juan de Goyeneche y el triunfo de los navarros en la monarquía hispánica del siglo XVIII. Catálogo de la exposición
Fecha: 2005
Texto de  [P.L.E.G.]
Fuente: Fundación Caja Navarra. Publicaciones
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Fray José Pérez de Lanciego y Eguílaz fue, junto a don Martín de Elizacoechea y Dorre, obispo de Michoacán, uno de los dos prelados navarros en Nueva España en el siglo XVIII. Oriundo de Laguardia, nació en Viana, donde aún se conserva el palacio barroco familiar en el que fundó un mayorazgo para su hermano en la antigua Rúa de San Pedro. Ingresó en la orden benedictina y llegó a ser en dos ocasiones abad del monasterio de Santa María la Real de Nájera. Fue un destacado orador sagrado, predicador de monarcas, calificador de la Inquisición y arzobispo de México entre 1714 y 1728, fecha de su muerte. Esta extensa diócesis, que ocupaba una gran franja desde el Atlántico al Pacífico, fue recorrida pueblo a pueblo por este infatigable prelado en varias visitas pastorales. Mantuvo una correcta relación con el cabildo de la catedral, promovió la fundación de varias parroquias y conventos e intentó, sin éxito, celebrar un sínodo provincial.
Este retrato fue remitido en 1720 por el arzobispo de México, junto a otros dos de los que desconocemos el destino, a la parroquia de San Pedro de su Viana natal, si bien hoy se conserva, junto al cuadro de una Virgen de Guadalupe, mandada sin duda por nuestro personaje, en la sala capitular de la parroquia de Santa María. El lienzo está firmado por Juan Rodríguez Juárez (1675-1728), pintor vecino de México y miembro más destacado de la dinastía de su apellido. Este maestro, conocido como el "Apeles mexicano" fue especialista no sólo en retratos de notables como virreyes (don Fernando de Alencastre, duque de Linares), obispos (fray José Pérez de Lanciego, de medio cuerpo para la serie de primados de la sacristía de la catedral de México), nobles, funcionarios y damas, sino también es autor de ciclos de temas marianos y hagiográficos. Aún cuando en algunas obras muestra ya un estilo más colorista y dinámico, este maestro sigue aún apegado a un tenebrismo refractario.

Esta obra constituye un fiel exponente del retrato novohispano del siglo XVIII pues, sin desde­ñar el parecido físico y la introspección psicológica de "rostro seco, mirada penetrante y aguda nariz aguileña", el interés del pintor se centra en su caracterización social. Sobre su rango de arzobispo nos informa su indumentaria eclesiástica de roquete y capa roja, bajo la que se adivina el hábito negro de benedictino, el solideo y el pectoral. Teniendo como fondo el salón del palacio arzobispal, descubierto por un teatral cortinaje, se dispone don José Pérez de Lanciego de pie en actitud declamatoria con la mano izquierda sujetando el pectoral y con la derecha el bonete, que junto a la mitra, se halla sobre una mesa. El rostro de este tipo asté­nico nos mira de reojo, estableciendo comunicación con el espectador dentro de la estética participativa del barroco. En una espectacular cartela ovalada apoyada en la mesa, que sirve de pie a una cruz procesional, aparece la inscripción conmemorativa que resume la carrera eclesiástica de esta personalidad. [P.L.E.G.j


VARGAS LUGO, E.. "Una aproximación al estudio del retrato en la pintura novohispana". Anuario de Estudios Americanos (1981), pp. 671-692.
LABEAGA MENDIOLA. J.C., Viana monumental y artística. Pamplona, Gobierno de Navarra, 1984, pp. 189-190.
ECHEVERRÍA GOÑI, P. L., "Mecenazgo y legados artísticos de indianos en Navarra". Segundo Congreso General de Historia de Navarra. Príncipe de Viana, anejo 13(1991), pp. 183-184.
HEREDIA MORENO, M.' del C„ ORBE SIVATTE, M. de y ORBE SIVATTE, A. de. Arte hispanoamericano en Navarra. Plata, pintura y escultura. Pamplona, Gobierno de Navarra, 1992, pp. 217-218.
AA.W , El retrato novohispano en el siglo XVIII. Puebla de los Ángeles, Museo Poblano de Arte virreinal. 1999
AGUIRRE SALVADOR, R., "El ascenso de los clérigos de Nueva España durante el gobierno del arzobispo José Pérez de Lanciego". Estudios de Historia novohispana, 22 (2000), pp. 77-110

Más sobre Pérez de Lanciego en Heráldica de Viana

Retrato de Francisco Añoa y Busto por Luzán

Título: Retrato de Francisco Añoa y Busto, arzobispo de Zaragoza
Autor: José Luzán Martínez
Fecha: c. 1755-1760
Técnica: Óleo sobre lienzo, 215 x 132 cm.
Localización: Zaragoza. Compañía de María


Incluido en: Juan de Goyeneche y el triunfo de los navarros en la monarquía hispánica del siglo XVIII. Catálogo de la exposición
Fecha: 2005
Texto de Eduardo Morales Solchaga
Fuente: Fundación Caja Navarra. Publicaciones
PDF

Nos encontramos ante un retrato ejecutado por José Luzán Martínez, nacido en Zaragoza el 16 de diciembre de 1710, hijo de un maestro dorador, en cuyo taller se inició, acudiendo después a la academia del escultor Juan Ramírez.
A los 16 años entra al servicio del Marqués de Cascojuela y sus hijos, los Príncipes de Pignatelli, quienes lo enviaron cinco años a Nápoles para completar su formación con Giuseppe Mastroleo. De vuelta en Zaragoza, se instaló en los cuartos bajos del palacio de sus protectores y su fama traspasó las fronteras aragonesas, hasta tal punto que, en 1741, Felipe V le nombró Pintor Supernumerario de la Casa Real. A ello le sucedieron otros nombramientos, como el de revisor de pinturas deshonestas e irrisorias, por parte del Tribunal de la Inquisición de Aragón. Todo ello lo compatibilizó con su labor docente y directiva en la Academia de Pintura y Escultura, creada en Zaragoza, de efímera vida. Muchos de sus discípulos prosperaron, como Francisco Bayeu, Beratón, Tomás Vallespín, Antonio Martínez, y, sobre todo, Francisco José de Goya.
La obra de José Luzán es extensísima, ya que se prolonga durante medio siglo, destacando conjuntos pictóricos como los de Ntra. Sra. de Zaragoza la Vieja, la cúpula de San Antonio en el Pilar y varias versiones del tema de la Venida de la Virgen. Se mostró muy bien dotado para el retrato, consolidándose en uno de los mejores retratistas españoles de su tiempo, destacando el retrato del arzobispo de Zaragoza García Mañero o el de la Madre Beatriz de Silva. En cuanto a su estilo, fue el mayor representante del rococó en Aragón, con un peculiar carácter, a base de suaves y elegantes formas, con un cromatismo influido por Giordano, De Matteis, Solimena y, sobre todo, por el napolitano Sebastiano Conca, de quien se confesó ferviente admirador.
El retratado es el Arzobispo de Zaragoza Ignacio Añoa y Busto, nacido en Viana, el 27 de febrero de 1684, en una pudiente familia. Tras una breve formación académica, es enviado con doce años a Alcalá de Henares, donde cursó estudios de teología, jurisprudencia y filosofía. Obtuvo una beca del colegio de la Santa Cruz de Valladolid, donde en 1708 es nombrado catedrático. Dos años después se le nombró "nuevo beneficiario de las iglesias de Viana". En 1712 viaja a Cuenca, donde se ordena, pasando a ocupar los cargos de provisor y vicario general, a lo que se sumó el de inquisidor, en 1719. Finalizada su fase conquense, se erige como obispo de Pamplona en 1736. Tras una serie de tensiones con el virrey, en 1742 presentó sus quejas al monarca en visita personal, tras la cual, fue nombrado arzobispo de Zaragoza, a pesar de no creerse merecedor de su nueva sede, que le acogería hasta su muerte, en 1764.
Por lo que respecta su labor pastoral, fue de gran importancia en ambos destinos. En Pamplona, realizó una amplia visita pastoral al poco de ser nombrado, que le ocupó cuatro de sus seis años de arzobispado. Fomentó con especial cariño la devoción a la Virgen y al Corazón de Jesús. En Zaragoza favoreció en alto grado la educación, asentando la Compañía de María y otorgando providencias al nuevo seminario de San Carlos, amén de multitud de acciones caritativas.
Su labor como mecenas de las artes fue extensísima, beneficiándose de ella, amén de sus diócesis, su localidad natal, con cuatro relicarios de plata y un busto de Santa María Magdalena. En Pamplona, levantó casi íntegramente el palacio episcopal, siendo él el primero en habitarlo, y empleó grandes sumas en reparaciones varias de la seo. En Zaragoza, entre otras muchas obras, promovió la capilla del Pilar, supervisando sus obras con celo, a sus 66 años, aferrado a un andamio. También destacaron sus obras en la seo, adecuando las capillas de San Miguel y San Benito, ordenando construir dos grandes armarios, decorados por Luzán, y, sobre todo, la nueva fachada.
El lienzo de Luzán posee influencias de la retratística francesa rococó, principalmente de Van Loo, pintor de Cámara de Felipe V y Fernando VI, cuyas colecciones visitó durante su estancia en 1741. Muestra su pincelada suelta y certera, con la que define diferentes calidades, utilizando un cromatismo tenue y apropiado para la escena, en la que el arzobispo aparece flanqueado por sus atributos, sentado en su estudio (de un marcado estilo rococó), en alusión a su vertiente intelectual. Destaca el estudio del rostro, que define claramente el carácter y autoridad necesarios para mecer la mitra de un arzobispado de tal importancia. En la parte inferior aparece una cartela donde se narran los hechos más significativos de su vida, escoltada por sus armas.

ANSÓN NAVARRO, A.. El pintor y profesor José Luzán Martí­nez, Zaragoza, CAI, 1986.
LABEAGA MENDIOLA J., et alü, Tres arzobispos de Viana,Viana, Gráficas Anrui, 1997, pp. 155-229.
SERRANO MARTÍNEZ, A.."Episcopologio de Zaragoza”. Aragonia Sacra XVI-XVII, Zaragoza, Comisión Regional del Patrimonio Cultural de la Iglesia de Aragón, 2003, pp. 227-229

Mas sobre Añoa y Busto en Herádica de Viana

San Juan Bautista, regalo de Goyeneche

Título: Juan de Goyeneche y el triunfo de los navarros en la monarquía hispánica del siglo XVIII. Catálogo de la exposición
Fecha: 2005

Imagen de San Juan Bautista regalada al convento de San Fracisco de Viana por el baztanés Juan de Goyeneche y Gastón, que también legó al convento en 1733 una manda de 300 ducados de vellón en su testamento. (1)

Referencias

230 fuegos en 1387

Título: Fuegos y apeos en Navarra. Población
Autores: María del Puy Huici Goñi
Localización: Príncipe de Viana. Anejo, ISSN 1137-7054, Nº. 15, 1993 (Ejemplar dedicado a: Conferencias y comunicaciones sobre Historia Moderna y Contemporánea), págs. 167-173
Idioma: español
Recoge los contenidos presentados a: Congreso General de Historia de Navarra (2. 1990. Pamplona)
Fuente: culturanavarra.es Revista Príncipe de Viana
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En 1387, las gentes de la villa de Viana y sus aldeas debían pagar 996 florines por 249 fuegos, distribuidos así: los francos por 230 fuegos; los hidalgos por 7 fuegos y los clérigos por 12, a 4 florines por fuego, en la ayuda de 40.000 florines, otorgados por las Cortes a Carlos III, a recibir por cuarteles. En el caso de Viana, porque ha sufrido daños ante las armas francesas, el pago total queda en 200 fuegos.

Viana en el Libro de Fuegos de 1427

Título: Los Fuegos de la Merindad de Estella en 1427
Autores: Jesús Arraiza Frauca
Localización: Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 29, Nº 110-111, 1968, págs. 117-147
Fuente: Dialnet
PDF

[...] El trabajo lo he distribuido de la siguiente manera.
1.—Presento en estadística los vecinos de cada pueblo, separándolos según este orden:
a) Clérigos. Van enumerados en este apartado los abades, vicarios, clérigos y racioneros residentes en el pueblo de que se trate 11; pues aparecen citados varios, especialmente racioneros, residentes
en otros lugares.
b) Hidalgos. En el «Libro de fuegos» no son citados nominalmente, sino numéricamente; de tal modo que podemos saber cuantos eran los hidalgos en cada pueblo, pero no quienes lo eran, pues están incluidos indistinta y nominalmente con los moradores.
c) Moradores. Es decir, vecinos, casa-mantenientes, o fuego-mantenientes. Generalmente en las aldeas son labradores. Para saber quiénes o cuántos son, nos ocurre lo mismo que con los hidalgos.
d) Hijos. Incluyo en este apartado a los hijos casados que viven con sus padres, y son citados como tales entre los fuegos; también a los hermanos o hermanas casados, que aparecen viviendo con el casa-manteniente; no así a los solteros que viven con el padre o con la madre, y son citados en alguna ocasión.
e) Peguillareros. Este nombre parece corresponder al actual de «pegujalero». Así se denomina al labrador que tiene poca siembra o labor, y al pastor que tiene corto número de cabezas. Contribuían en su medida a pagar las tasas del pueblo. Aparecen en los valles montañosos de la Merindad.
f) Impotentes. Los que no tenían ninguna propiedad, y eran declarados exentos de pagar pechas por el mismo pueblo. No parece que sean lo mismo que los pobres del pueblo, pues en las distintas relaciones de pobres que aparecen, son éstos incluidos entre los vecinos; no ocurre lo mismo con los impotentes, que son enumerados aparte. Incluso en Viana se hace advertencia de que fueron llamadas 44 familias «que non pagan. [...]


OBSERVACIONES :
Los cuarenta y cuatro impotentes que aparecen en la estadística, figuran nominalmente en el Libro de Fuegos; como también figura la razón de por qué viven en la villa, y por qué son impotentes. Y es que los llamaron a vivir en Viana declarándolos francos para que hubiese pobladores en la villa y en 
sus aldeas. De este modo al no tener que pagar pechas ni cuarteles era más fácil que consintiesen en vivir en aquellos lugares fronterizos.
CUEVAS. ES hoy un despoblado cercano a Viana. Quedó agregada a Viana en 1219. Pero no desapareció en esta fecha, como parece afirmar Lacarra, pues vemos, por el Libro de Fuegos, que en el siglo XV aún tenía moradores. (Lacarra, Peregrinaciones a Santiago, t. II, p. 148).
El Libro de Fuegos cita cinco aldeas despobladas en Viana. Son: Garaino, Tidón, Longar, Prezuelos y Peraita.