Un retrato del Príncipe de Viana

Título: Un retrato del Príncipe de Viana
Autor: Anónimo
Fuente: Revista de Historia y Genealogía Española. 1912.p.228. Tomas Domínguez Arévalo. Euskomedia. PDF


«El personaje—dice el señor Madrazo en su conocida obra Navarra y Logroño—llevaba el traje de esa misma época (siglo xv), de terciopelo y pieles, caperuza y calzas encarnadas, zapato con gruesa suela de madera, un collar, acaso de una Orden de Caballería y un precioso cinturón de bolas de oro de muchos relieves, del cual pendía una espada. Su fisonomía era dulce; llevaba barba y melena roja; un nimbo de oro contornaba su cabeza; tenía una flecha en la mano derecha y en la izquierda un arco, y dos ángeles sostenían el cortinaje que le servía de fondo.»
Tres versiones dieron al señor Madrazo acerca del personaje representado. Dijéronle unos que era el primer Marqués de Montesa, absurdo dislate toda vez que fué éste un caballero del siglo XVIII. Suponían otros que fuese el Príncipe de Viana; y añadieron algunos que el guerrero de la cara mística y nimbado de santidad no era otro que el propio mártir San Sebastián.



Ausiàs March leyendo sus poesías al Príncipe de Viana por Rigalt

Título: Ausiàs March leyendo sus poesías al Príncipe de Viana
Autor: Agustí Rigalt Cortiella (1846–1898)
Fecha: 1862
Técnica: Grabado
Localización: Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón. Vicente Balaguer, Libro VIII, p.576
Fuente: GoogleBooks

El personaje histórico en la pintura de Historia de la segunda mitad del siglo XIX

Titulo: Le personnage historique dans la peinture d'Histoire de la deuxième moitié du XIXème siècle en Espagne, un example, le Prince de Viana
Autor: Eliseo Trenc Ballester
Artículo incluido en "La construction du personnage historique: Aires hispanique et hispano-américaine"
Edición: Univedrsité Charles de Gaulle - Lille III. France
Fuente: Google Books

Pinturas estudiadas:

Lealtad de una mujer y aventuras de una noche

Título: Lealtad de una muger y aventuras de una noche: comedia en tres actos y en verso
Autor: José Zorrilla
Fecha: 1840
Fuente: Books Google
Formato: Google ebook, PDF

El concepto de la feminidad en Zorrilla. Marina Mayoral Díaz
[...]La protagonista, doña Margarita, leal a su antiguo amigo y protector, el Príncipe de Viana, pone en peligro su propia vida, además de su honor y el de su marido por salvarlo. Pero todo acaba felizmente y el público debía de divertirse mucho con los enredos que ella trama para llevar adelante sus propósitos. No hay tragedia porque no hay conflicto entre el amor y el deber; no puede haberlo al tratarse de una mujer ya que en Zorrilla la mujer enamorada pone su amor por delante de cualquier otro sentimiento o deber: un rasgo característico para Zorrilla de la feminidad es la entrega total y completa a la fuerza del amor; o, dicho de otro modo, la sumisión absoluta a la voluntad del amado.[...]

La entrada del Príncipe de Viana en Barcelona por Tusquets

Título: La entrada del Príncipe de Viana en Barcelona (Proclamació del pirncep de Viana)
Autor: Ramón Tusquets i Maignon
Fecha: 1885
Material: Lienzo
Técnica: Óleo
Medidas:
Localización: Colección particular Miquel Boada
Fuente: Viquipèdia




Ausiàs March i el príncep de Viana

Título: Ausiàs March i el príncep de Viana
Autor: Agustí Rigalt Cortiella (1846–1898)
Fecha: 1852
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 1,15 m x 1,44 m
Localización: Biblioteca Museu Vicor Balaguer, Vilanova i la Geltrú, Barcelona
Fuente: Viquipèdia

Escena en el interior de una estancia con libros al fondo, y dos figuras en primer plano. A la derecha una figura masculina sentada en un trono decorado con el escudo de las cuatro barras de Cataluña y una figura derecha leyendo que sujeta un papel en sus manos. El personaje derecho representa el poeta Ausiàs March leyendo sus poemas al príncipe de Viana. Ambientado dentro de un "estudiolo" y decorado con el gusto característico de los humanistas del primer Renacimiento, Rigalt nos muestra una escena de tradición romántica neomedieval. En un momento en que Víctor Balaguer con otros intelectuales logra restaurar los juegos florales, este cuadro tenía una fuerte carga simbólica para todos los que promovían la Renaixença catalana. 

La muerte del Príncipe de Viana por Poveda

Título: La muerte del Príncipe de Viana
Autor: Vicente Poveda y Juan (1865-1935)
Fecha: 1887
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas:
Localización: Hospital Real, Granada. Propiedad del Museo del Prado.
Fuente: Patrimonio artístico y monumental de las universidades andaluzas. GoogleBooks



En el conocido Salón Rojo [del Hospital Real de Granada], centrando la sala, frente a la puerta neomudejar, un lienzo historicista de grandes dimensiones fechado por Vicente Poveda en Roma en el año 1887 representa la Muerte del Príncipe de Viana, el hijo de Juan II de Aragón, fallecido en 1461. Entre otros personajes figuran su hermana Blanca, arrodillada a los pies del féretro, y el obispo de Barcelona, Juan Margarit, que oficia la ceremonia fúnebre rodeado por miembros de la corte. El cuadro , presentado el año de su realización a la exposición nacional Valle de Lágrimas, obtuvo la medalla de tercera clase. Procedente del Museo del Prado, pasó en depósito de nuestra ciudad [Granada] en 1891 y de aquí a la Universidad en 1970.


Vicente Poveda y Juan (1865-1935) es natural de Petrel. Pinta temas históricos que bien copia de otros maestros -actitud bien frecuente-, como Doña Juana la loca, de Francisco Pradilla, que en noviembre de 1880 regala a la Diputación Provincial; o bien son producto de su propia imaginación, como en el caso de la versión que realiza de la Muerte del Príncipe de Viana, efectuado en 1884 y cuando estaba en Roma.
Pero Poveda centra su atención también, o quizá mejor, y con toda escrupulosidad y maestría, en los temas llamados de «casacones», término con el que se designan las representaciones de escenas cortesanas de la época de los reyes Luises XIII y XIV, y cuyo principal divulgador sería el francés Ernest Meissonier; espadachines, escenas costumbristas y géneros folclóricos, donde las ambientaciones resultan siempre agradables y nunca comprometidas.
Su nombre y con relación al pensionado alicantino aparece ya en 1882, el 3 de abril, donde hallamos también otros artistas para cubrir la plaza madrileña -siempre anterior a la romana-, tales como Fernando Cabrera, Vicente Navarro, Eduardo Dagnino, Pedro Serrano y Rafael Hernández.
Cuando concurre para la ayuda italiana el pintor petrelense va avalado por sus propios logros y aciertos. En la Exposición Provincial de 1879, cuando todavía es discípulo de Federico de Madrazo en San Fernando, presenta un óleo de pequeñas medidas «cuya única figura representa un hidalgo de pie -dice la prensa-, apoyado sobre la pared... El cuadro del Sr. Poveda, en verdad, que no es un lienzo de pretensiones; empero en su ejecución el pintor revela dotes de verdadero artista».



Museo de Prado


Muerte del príncipe de Viana
1887. Óleo sobre lienzo, 298 x 497 cm
Depósito en otra institución
Vicente Poveda y Juan obtuvo la tercera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887 con esta representación de la Muerte del Príncipe de Viana. Carlos de Viana (1421-1461) era el primogénito del rey Juan II de Aragón y de Blanca de Navarra (P-5374), por tanto, heredero al trono de ambos reinos. Cayó en desgracia tras las segundas nupcias de su padre con Juana Enríquez, madre de Fernando el Católico (P-6089), quien, ante la popularidad del príncipe Carlos en tierras de Cataluña, logró que el monarca hiciera prisionero a su propio hijo y legítimo sucesor. La escena representa el momento de los preparativos del cadáver en el Salón Real del palacio de Barcelona.

obispo de Barcelona, Juan Margarit

del Príncipe de Viana

Blanca de Navarra, la hermana

rey Juan II, el padre





El Príncipe de Viana curando a una joven

Título: El Príncipe de Viana curando a una joven
Autor: Juan de Juanes
Fecha: 1523-1579
Técnica: Tinta
Soporte: Papel
Medidas: 42,3 cm x 27,3 cm
Localización: Museo de la Fundación Lázaro Galdiano, Madrid
Fuente: ceres. Red digital de colecciones de museos de España
Ficha


Doña Blanca de Navarra por Moreno Carbonero

Título: Doña Blanca de Navarra
Autor: José Moreno Carbonero
Fecha: 1880 aprox.
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 2,5 m x 1,81 m
Localización: Negociado. Facultad de Geografía e Historia. Santiago de Compostela. Propiedad del Museo del Prado
Fuente: Patrimonio Artístico de la Universidad de Santiago de Compostela. Catálogo. GoogleBooks


Representa a doña Blanca de Navarra sentada y rezando frente a un pequeño altar. La luz destaca sus facciones e ilumina la pared en la que se apoya la figura pensativa, con un gesto de gran tristeza y mirada perdida, cruzando las manos sobre su regazo.
Moreno reduce la narración de la escena a una solo persona, a su protagonista Blanca de Navarra, esposa de Juan II de Aragón y madre del Carlos de Viana, volcando sobre ella toda la intensidad argumental y dramática de la composición. Recrea a la reina encerrada en el castillo de Ortez. Para lograrlo concentra su atención en el reflejo de la personalidad interior donde el personaje está en un marco espacial donde la estancia adquiere un protagonismo tan destacado como la propia figura, acentuando la sensación de abandono y reclusión. La austeridad cromáica da la composición no se rompe con la alfombra inferior del lienzo.

Ver también El Príncipe de Viana de este mismo autor.

El Príncipe de Viana en la Corona de Aragón (1457-1461)

Título: El Príncipe de Viana en la Corona de Aragón
Autor: Vera-Cruz Miranda Menacho
Publicación: 2011, Tesis Doctoral, Universidad de Barcelona
Ficha
PDF

La judería de Viana

Título: Juderías y sinagogas en el reino de Navarra
Autor: Juan Carrasco Pérez, Universidad Pública de Navarra
Localización: Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 63, Nº 225, 2002 , págs. 113-156
PDF-Dialnet, PDF-Navarra.es


Viana y su aljama
Situada sobre un promontorio rocoso que domina la planicie fluvial del Ebro, esta villa fue creada, en 1219, por Sancho VII el Fuerte para reforzar el dispositivo defensivo contra Castilla. La incierta frontera de la Rioja precisa el establecimiento de plazas fuertes, bien provistas de recintos amurallados y castillos que sirvan de freno a las continuas irrupciones de las tropas castellanas. Su fortificación supuso el reagrupamiento de siete aldeas (Longar, Soto, Piedrafita, Perezuelas, Tidón, Cornava y Goraño) del entorno más próximo. A esta villa, de fundación real, se le dio un trazado a cordel –de calles paralelas y perpendiculares–, propio de otras villas de repoblación, muy semejante al de Sangüesa y Puente la Reina. Al amparo de una legislación favorable –el Fuero de Logroño-Laguardia–, la población autóctona, de marcado carácter rural, se incrementó de forma notable con oleadas sucesivas de artesanos, mercaderes y judíos. Se cumplía así ese binomio “weberiano”, dinámico y conquistador, de fortaleza y mercado. En apenas dos generaciones, la judería –instalada quizá en el cerro extramural de la Nevería, próximo al arrabal de San Felizes y después en el barrio Alto del Castillo, ya intramuros– era ya una comunidad plenamente asentada, capaz de atender algunas exigencias del fisco regio, siquiera de forma ocasional. En la recaudación de don Creste y don Miguel de Undiano de 1266, destinada a la “compra de la moneda” o monedaje, los judíos de Viana hicieron una entrega (en concepto de dono) de 25 libras de burgaleses (12 libras y media de dineros sanchetes) y otra de 40 mavaredís (7 libras y media de la moneda navarra). Durante el reinado de Juana I y su marido Felipe I el Hermoso (1285-1305), la contribución de los judíos “vieneses”, siquiera en lo relativo a la pecha (imposición directa), fue gestionada e inscrita desde la aljama de Estella, a la que pertenecían. Los gobernadores Guerin de Amplepuis y Simón de Melun debieron ser los encargados de llevar a cabo la actualización y reajuste de estas aportaciones de los judíos. Ello explicaría que se pasase de las 41 libras de “peita veteri”, aportadas por la aljama de Estella en 1286, a las 1.320 del ejercicio de 1290. Durante casi diez años esa fue la cifra asignada a este conjunto de sujetos fiscales, hasta que fue revisada a la baja en 1304-1305, poco antes de morir la reina, quedando establecida en 1.165 libras y finalmente, en 1315, en mil cien. Para entonces, los judíos de Viana aportaban su propia pecha, netamente diferenciada y estipulada en 358 lib. 14. s. 15 d.; en 1362, el importe de la pecha fue de 666 lib., 16 s. 3 d. de carlines. Si traigo a colación estas cuestiones de revisión fiscal es para poner de relieve el evidente crecimiento demográfico experimentado por esta judería en un tiempo tan controvertido y azaroso, como fue la segunda mitad del siglo XIV. Dicho incremento pudo provocar la saturación de los solares del cerro de la Nevería, limitado en su espacio por lo escarpado de su emplazamiento, siendo necesario buscar cobijo dentro del recinto amurallado, quizá en el barrio de las Cuevas de Arriba, donde aparecen elementos morfológicos tan esenciales como son el Hospital de los judíos, la casa de Gento Melca y, con toda probabilidad, la sinagoga. El número de familias fue en aumento, en consonancia con el creciente desarrollo urbano de la villa, hasta el extremo de constituir su propio barrio, ahora intramuros, más estable y seguro y capaz de albergar a algo más de medio centenar de hogares. La participación de los judíos en la vida mercantil de esta etapa de la ruta de peregrinación jacobitana, según se desprende del análisis de las más de setecientas actas de crédito suscritas entre 1379 y 1413; de los padrones de deuda y de los inventarios de compraventa de heredades en que intervinieron la mayoría de sus miembros. Nombres como los Melca, Evenayón y Leví, entre otros, figuran entre los más acaudalados. En relación con la población de la villa, incluida su periferia, el porcentaje de judíos fue de algo más del 13 por ciento. A lo largo del siglo XV los síntomas de decadencia parecen evidente e irreversibles, a ello contribuyeron “las guerras que hacen los de Castilla y las esterilidades y mortandades de los tiempos”. Al final, después de la “conversión” y al igual que otras juderías del reino, la sinagoga y otros vestigios del rico pasado hebreo fueron objeto de confiscación por parte de la corona. En el cenit de su existencia y hasta el final de sus días, la aljama de Viana agrupaba además de la suya a las comunidades de Laguardia, San Vicente y Los Arcos.[...]

Viana en el Cronicón de Hauberto y en el Martirologio de San Gregorio

Título: Población eclesiástica de España y noticia de sus primeras honras, hallada en los escritos de S. Gregorio Obispo de Granada y en el chronicón de Hauberto, monge de San Benito
Autor:  Gregorio de Argaiz
Año: 1667 parte primera, 1668  parte segunda

  1. Tomo primero, parte primera
  2. Tomo primero, parte segunda



Población eclesiástica de España y noticia de sus primeras honras, hallada en los escritos de S. Gregorio Obispo de Granada y en el chronicon de Hauberto, monge de San Benito. 

Tomo primero, primera parte (1)



Catálogo de los mártires que padecieron en España en la sangrienta persecución de Diocleciano y Maximiano Augustos. Ordenado por San Gregorio, Obispo de Granada con la explicación de los lugares donde murieron.
Tomo primero, primera parte

VIANA DE NAVARRA. Pag. 8
10. Diana circa Cantabriam Sanctus Petrus, qui cum nop luisser sacrificare in ignem adiectus, as coelos euolauit.
10. En Diana, cerca de Cantabria fue muerto San Pedro, a quién por no haber querido sacrificar, echaron en el fuego, con que subió a gozar del Cielo. Por Cantabria no se entiende aquí la Provincia de los Cántabros, sino la Ciudad, que se llamaba Cantabria, y estuvo fundada en una eminencia junto a la de Logroño, que hoy conserva su nombre. Y por Diana entiende la Ciudad de Viana, una legua mas adelante al Oriente. Llamose Diana por un celebrado Templo que tuvo allí la Gentilidad, dedicado a esta Deidad fingida. De las casas de los Sacerdotes, y de otros, vino a formarse un pueblo, que fue creciendo en tal forma, que entrando San Pablo en España, predicó allí el Evangelio, de que ha conservado la tradición constantemente, señalando hoy por obra del tiempo de S. Pablo la Iglesia de S. Miguel, que persevera Ermita. De este modo ha corrido el origen de Viana. Este sigue Rodrigo Mendez en su Población de España. Por otro Templo dedicado a Diana, edificio de los Griegos, quieren otros Autores dar principio a la Villa de Denia en el Reyno, y Costa de Valencia: Pero he hallado en Hauberto es falso lo de Denia, y que se le dio el nombre por Galadiana, Reyna de España, consorte del Rey Tubal, que murió allá el año 2586 de la Creación y que le llamaron: Templum Dianium. Así recelo que a Diana, o Viana, a quien también llama Hauberto, Dianium, se le diese principio, y nombre por nuestra Reyna, antes que por una falsa, y autenediça Deidad, y potteada de Griegos. Remítome a lo que dijere en los Comentarios de su primera parte del Cronicon, el dicho año.
A este pueblo levantaron mucho los aumentos que tuvo en la Fé, y en la Religión Católica. El testimonio lo da la muerte de San Pedro, Ciudadano suyo, de quien no se ha tenido noticia entre los de Viana: pero quien sabrá si la Iglesia de San Pedro, que es la Parroquia mas antigua, dedicada al Apóstol, según la presente justicia, lo estuvo según la pasada a este Santo Mártir? ¿Y cómo deshizo el tiempo toda la población, y lo estuvo, hasta que los Reyes de Navarra la reedificaron, deshizo también, y escureció del todo la noticia del Sagrado Mártir? Y dado que aquí se engañe el discurso, quien no hará reparo en si la Iglesia del antiguo Monasterio de San Pedro de Torreviento, que fue del Orden de San Benito, está fuera de los muros de Viana al Occidente, se dedicó a la memoria dulce de este Santo, por devoción de sus Ciudadanos, y no a la de S. Pedro Apostol, viendo que ya lo estaba la primera? Porque haber dos dedicadas a uno, parece que era superfluo. Ayúdale el sitio de estar fuera de los muros, porque el castigo del fuego de ordinario se executaba en tales partes, y no dentro, como también el degüello de los Santos Mártires. Todos es echarme a  divinar: Todo ver si por estas conjeturas puede rastrearse alguna luz de S.Pedro Martir en Viana, por despertar, y sacar con estos golpes alguna centella, que de los principios para mayor luz, y noticia suya.
Fue levantada en Ciudad Viana por los mesmos Vascones el año de 568. Dicelo Hauberto: Dianium Vicum circa Cantabriam erectum est in Ciutate a Vasconibus. No reconocian entonces a los Reyes Godos, como ellos gozaban de libertad, podían darles tales privilegios. Florenció en esta nueva Ciudad reinando Leovigildo una santa viuda, llamada Santimonia, de quien da noticia Hauberto, como de lo pasado. Ann Domini 585. Dianae in Cantabrioa floret S.Santimonia viuda.
Corriendo en alas de la fama por estos mesmos tiempos la Religion de San Benito en España, por la santidad de sus primeros Discipulos, y multiplicandose en fabricas de Monasterios, se dio principio en Viana a uno de Monjas, donde se criaron santísimas esposas de Christo. Del nombre del Fundador no ay memoria: pero ay bastante fundamento para creer, que fue obra de uno de los Discipulos del Santo Patriarca, y de los que envió para el convento de Cardeña: dice de ellos el Hispalense Hauberto, que antes que el de San Pedro de Cardeña se dispusiera de modo que pudiese vivir en él, se esparcieron los Monjes por las Montañas de Burgo, y Navarra, y edificaron muchisimos.
Oigámosle el año 537. Eodem anno Sanctus Benedictus missit duodecim discipulos ad Hispanias. Qui priusqua preapraretur Karadigmnse alia plurima Monasteria adificantin Cantabrio in Vasconia. De estas palabras puede creerse (y yo lo sospecho) que fue uno de los Conventos, que se levantaron, el de S. Pedro de Torreviento en la Ciudad de Viana, porque tiene en su favor el hallarse en los años de seiscientos sesenta y uno, que había Monjas en Viana, y que murio entonces en ella Santa Anatoquia. Anathoquia Virgo Deodeuota obijt Diana prope Cantabriam. Esto nuestro Moge. De cuyas permisas queda la consecuencia legitima, para sospechar que el dicho San Pedor de Torreviento, fue fábrica de los discípulos de San Benito, para Monjas, o Monjes; fuese dedicado al Santo Apóstol; fuese dedicado a San Pedro Mártir, natural de Viana.
Acabose todo con la entrada de los Moros: y es creíble  que unos, y otros fuero pasados a cuchillo por ellos, o que huyeron a mas seguras partes, quedando la Ciudad por el suelo, hasta que los Reyes de Navarra la restauraron, y anexaron el destruido Convento al de Santa María la Real de Nájera: sino es que deba su restauración a Ciudadanos principales de la Ciudad, como yo lo sospecho, viendo que fueron en el sepultados el Obispo de Calahorra D. Miguel, o Martín, y su hermana, o madre Doña Oria, que sin duda fueron naturales de aquella Ciudad, y Patrones de San Pedro.
Perseveraron los Monjes en este Convento por los años 1341 como parece por papeles del Archivo de Nájera.

Población eclesiástica de España y noticia de sus primeras honras, continuada en los escritos y chronicón de Hauberto, monje de San Benito. 
Tomo primero, segunda parte (2)

CHRONICON DE HAUBERTO, MONGE DE SAN BENITO
Anno CCCLXXI (371). Pag. 277
1. Bargota in Vasconibus circa Cantabriam Ciutatem floret Anadisclus Diacunus, vir doctus y prudens.
1. En Bargota, lugar de Navarra, cerca de la ciudad de Cantabria, florecia Andisclo,  diácono, varón docto y prudente. Es pueblo muy conocido a la vista del camino real de Viana para la ciudad de Estella, y como Viana era entonces pequeña población, como veremos al año de 568, y Estella no estaba edificada, por ello dice que estaba cerca de Cantabria, por ser la mas vecina ciudad, aunque esté a tres leguas. De este pueblo tomo nombre el insigne nigromante Ioanes de Bargota; que habiendo mas de ciento y viente años que murio, vive en la memoria de todos en Castilla, Navarra y Rey de Toledo. Hace de él memoria don Fray Antonio de Guevara, Obispo de Mondoñedo, en la carta que escribe al Condestable de Castilla.

Anno DLXVIII  (568). Pag. 414
21. Dianum Vicum circa Cabtabriam erectum est in Ciuitate a Vasconibus.
21. El pequeño pueblo de Viana, cerca de la Ciudad de Cantabria , fue levantado por los Vascones, o Navarros. Volvió despues la dicha ciudad a ser villa en tiempos de los reyes antiguos de Navarra y al fina a vuelto a ser ciudad y lo es de presente por privilegio del rey don Felipe el Tercero de Navarra y Cuarto de Castilla.

Anno DLXXXIII (583). Pag.426
10. Dianij obijs Stephanus Yecurrensis Episcopus.
10. En la Ciudad de Viana murió Esteban Obispo de Yecora. Está el preferente pueblo a una legua de Viana a la raya de Navarra con Castilla, y hoy de poca vecindad. Escribí de este breve obispado en las adiciones.

Anno DLXXXV (585). Pag. 428
7. Dianae in Cantabria floret S. Santimonia vidua.
7.En Viana, cerca de Cantabria, florecía Santa Santimonia viuda

Anno DCLXI (661). Pag. 485
1. Anathoquia Virgo Deodeuota obijt Diana prope Cantabriam.
1. Murió en la ciudad de Viana, vecina de Cantabria, Anathoquia Virgen, monja de profesion. Esta es la primera memoria del convento de hubo de la Orden de San Benito en la ciudad de Viana, de quien se ha dicho el año 568. Por la presente parece que era de monjas, y ha sido de mi muy deseada, pues por ella vengo a conocer la antiguedad del monasterio de San Pedro de Torreviento, cuya hacienda, que es mucha, goza la abadía de Santa María la Real de Náxera de quien es anexo; por que no hay de otro, de quien se pueda sospechar hable nuestra Chronica. Estaba fuera de los muros de aquella ciudad en sitio muy apacible. Quedó con la entrada de los árabes, y con las adversidades y fortunas de los tiempos, y guerras, destruido y y despoblado de religiosas, que murieron o mártires o desterradas. Los siglos adelante fueron sus patrones personas principales de Viana, de ellos fuer don Miguel Garcia, Obispo de Calahorra, que se enterró en él con su hermana doña Oria. Sirvieronle monjes de  Santa María la Real de Nájera, después cesaron por estar los edificios tan deteriodados y tengo por cierto que fue fundado por los discípulo de San Benito que vinieron de Cardeña por lo dicho el año 537.

Historia crítica de los falsos cronicones. José Godoy Alcántara. 1868
[...]Abrió el nuevo ciclo de falsos cronicones un clérigo de Ibiza, llamado don Antonio de Nobis, nombre que cambió por el de Antonio de Lupian Zapata; hombre de exterior tosco, dado á investigar curiosidades, aficion que pudo ampliamente satisfacer durante el largo tiempo que tuvo á su cuidado el archivo de la metropolitana de Burgos, del que salió con prohibicion de volver á entrar, y en sus largas residencias en monasterios de benedictinos, falsificador por inclinacion, Higuera de decadencia, como lo podia producir aquella edad de senilidad literaria. Escribió historias de Castilla y Cataluña, de la iglesia de Burgos y de monasterios y santuarios; pero lo que presta relieve y carácter á su personalidad es haber sido autor de los supuestos cronicones de Hauberto y Walabonso Merio y del Martirologio de San Gregorio Bélico, sin otros muchos apócrifos que se le atribuyen. Los dos primeros son personajes fantásticos, cuya presentación y biografía se encargan ellos mismos de hacer. Hauberto fue un muzárabe de Sevilla, cuyos abuelos vinieron de Alemania con Carlomagno, que entró benedictino en el monasterio de Dumio, cerca de Braga, con otros dos hermanos, que también se distinguieron; don Alfonso el Magno le encargó la restauración del monasterio de Sahagun, y le envió de embajador á Sancho Abarca; viajó por Aragón y Cataluña, y murió mas que octogenrario en Burgos.

Comienza su cronicón en la creacion del mundo: en él resuelve várias cuestiones muy controvertidas por los expositores de los sagrados libros, como son, el mes y dia en que tuvo principio la creacion, cuánto tiempo estuvieron en gracia nuestros primeros padres, cuántos hijos tuvieron, cómo murió Cain, en qué años nacieron y murieron los patriarcas, y en qué dia se verificó la concepcion inmaculada de la Vírgen. Las soluciones de Hauberto son conformes á las sostenidas por la mayor y más respetable parte de santos padres y expositores. Confirma la venida [a la península] de Noé, de Osiris, de Hércules y de los Geriones, y añade la de la sibila Eritrea, madre de Tubal, y la de Abraham; Homero, de cuya visita á nuestro suelo ya habian dado noticia Ocampo y Garibay, era nacido de madre española, y escribió sus poemas en la Bética. Tubal, en el primer año de su estancia en España, fundó á Calahorra, Oca, Tarragona, Amaya, Elinia, Segeda, Sasamon, Aera, Olot y otras muchas ciudades; siendo pocas las que no deben su orígen a él ó á los reyes de su dinastía. Su hijo y sucesor dió nombre al Ebro, y otros descendientes suyos al Tajo, Bétis y Segre; etimologías que no chocaban en la necesidad de encontrar á estos nombres alguna, y porque se ignoraba que los de los rios suelen ser sinónimos de corriente en la lengua de los antiguos pobladores de sus riberas, ó significacion de alguna calidad de sus aguas. Nuevas tan interesantes para la generacion de aquel siglo, como la existencia del monacato en España diez y ocho antes de Cristo, y el ódio que en todo tiempo sintieron los españoles por el judaismo, amenizan el descarnado relato del monje dumiense, que trae á sepultar en esta tierra dos cabezas ilustres, la de Moisés y la de Pompeyo; que asegura á Huesca de Aragon en la posesion de la universidad de Scrtorio, y que descubre á las ciudades poetas, oradores y hombres insignes de que tenian perdida la memoria.

Detiénese la primera parte del cronicón de Hauberto en el nacimiento de Cristo, que coloca en el año 4000 de la creacion. Hasta aquí ha seguido á Yamon, Mello y Cecilio, historiadores nacionales, que no olvidan nada de cuanto podia interesar á los del siglo xvn; que guardan completa y precisa la cronología de nuestros reyes desde Tubal, y que nos sacan vencedores de los romanos muchas más veces que Tito Livio. En adelante toma por guías á Dextro, Máximo y Luitprando, y el cronicón cambia de carácter. La historia política deja enteramente el lugar á la religiosa, y esta segunda parte, diez veces más extensa que la primera, se convierte en uu perdurable y monótono obituario de mártires, prelados, monjes y monjas, siniestramente interrumpido por noticias de guerras, desolaciones, crímenes públicos y privados, plagas, aparecimientos de monstruos, recien nacidos que hablan, conjuros que se oyen en los aires, y signos tremebundos que se distinguen en el cielo. Cosas tan nuevas como que en el año 43 comenzó á haber mártires en las ciudades de España; que Prisciliano murió de enfermedad vermicular en Avila, arrepentido de sus errores; que en 418 ya se tañia la campana de Velilla; que la Virgen del Pilar batalló contra los arrianos; que el tirano Flavio Juan, que disputó el imperio á Valentiniano, acabó en fraile carmelita; que los papas Simplicio y Bonifacio IV fueron españoles, y la confirmacion del culto de la cruz entre los cántabros antes de la era cristiana, debian conciliar al cronicón la simpatía de los espiritus curiosos, así como la de los devotos del mártir Hermenegildo los nuevos triunfos que descubria de la virtud de este príncipe.

Higuera hizo expiar en la horca á la reina Gosuinda su crímen de herejía y sacrilegio; Lupian, mejor inspirado de las ideas de su tiempo, la lleva á la hoguera; así el suplicio clásico de la herética pravedad mejoraba su ejecutoria, extendiendo su raíz á la monarquía goda y teniendo por objeto de su primer ensayo una testa coronada.

Merece naturalmente á Hauberto especial predileccion la órden de San Benito; el cronicón toma frecuentemente el carácter de una historia de este instituto. Su autor abusa de la cogulla benedictina, empeñándose en revestirla, no sólo á personajes ilustres que nunca la llevaron, como san Isidoro, mostrándose en esto más benedictino que el mismo Yépes, sino á todo el episcopado, y por último, á toda la Iglesia española.

Lupian, como balear, es partidario de la primacía de Tarragona, y la sostiene en esta pretension, si bien esforzándose por conciliarla. Él levanta la voz contra un abuso general entonces y de mucho antes en la Iglesia: las coadjutorías. En España, como en todos los países en que la Iglesia es rica, los beneficios y prebendas, así como las encomiendas de las órdenes militares, se habian convertido en dotaciones aristocráticas ó en pensiones de favor, que los titulares disfrutaban donde les con venia, haciéndose representar en su puesto por un coadjutor mezquinamente retribuido. Muchas iglesias habian venido á ser de este modo patrimonio de familias. Tal estado de cosas, contra el cual habia clamado en balde don Pedro de Castro, nuestro tan conocido arzobispo de Granada, debia sublevar el ánimo de Lupian, contra quien tan esquiva se mostraba la fortuna, y no es extraño que por boca de Hauberto haga que condenen tal abuso los obispos del siglo v, época en que ciertamente era de todo punto inverosímil que ocurriera.
Dan color local á este cronicón las sequías que periódicamente en él afligen á España, ademas de la famosa en que se simboliza el terror que dejan en la memoria de los pueblos estas calamidades, harto frecuentes en dilatadas zonas de nuestro territorio; pero Hauberto reduce la duracion de la gran seca á la mitad del tiempo que le señalan Ocampo y otros; sea trece años, en lugar de veinte y seis.

Incluyó Hauberto en la segunda parte de su cronicón un catálogo de los mártires que padecieron en España en la persecucion de Diocleciano y Maximiano, ordenado por san Gregorio Bético. Comprende este martirologio ciento noventa designaciones de santos, contando por una las que abrazan varios de que no se citan los nombres, de los cuales hay ciento cuarenta y uno de que no se tenía noticia antes de que este documento apareciera. Distribuyelos todos en ciento cuarenta y dos poblaciones, teatros de sus martirios, y de ellas pasan de veinte las que no se encuentran en los geógrafos antiguos. Tuvo por objeto este catálogo rectificar la leccion de nombres geográficos, resolver cuestiones sobre pertenencias de santos, como la de san Antonino de Palencia, y dotar de ciudadanos bienaventurados á pueblos que de ellos carecian, ó aumentar el número de los que ya tenian; tarea predilecta é interminable en los autores de los falsos cronicones, hasta cierto punto justificada por un dicho de san Isidoro propalado por Ambrosio de Morales, á saber: <<que la Providencia dió á cada provincia sus santos propios, que más de veras fuesen sus patronos, y llamados por los de aquella tierra, tuviesen más cuenta con favorecerlos delante de Dios. >> Los pueblos acogian con avidez los pormenores y noticias que les suministraban los cronicones acerca de sus santos conocidos y familiares; pero respecto de los nuevos, casi todos portadores de nombres enrevesados, no sentian más que una pasajera curiosidad, y ni nombraban con ellos á sus hijos, ni solian, sino raras veces, otorgarles el honor de altar ó capilla.

Ademas del cronicón, formó Hauberto episcopologios de las iglesias de España, á partir de Santiago. Noventa y cuatro son las sedes á que cuenta los obispos que las ocuparon, ademas de doscientas diez y ocho diferentes, cuyos prelados va diseminando en el discurso del cronicón. Ya deja advertido en éste que en todas las ciudades de España habia obispo; afirmacion para que le habia dado pié una cláusula de los Adversarios de Julian Perez. Lleva la mira el forjador de estos episcopologios de establecer que en tal época ó desde tal tiempo hubo catedrales en los puntos á que quiere conceder este honor, de consignar la antigüedad de tal órden ó monasterio, haciendo salir para obispos monjes de una ó de otro, así como la de las dignidades eclesiásticas , y la de la vida monacal de los cabildos.

Otro monje dumiense, discípulo de Hauberto, Walabonso Merio, cuyo primer nombre, llevado en efecto por monjes de aquella edad, quieren que sea sinónimo de Ildefonso, tomó á su cargo la continuacion del cronicón desde el año 919, en que aquél suspende la narracion, hasta el de 974, en que un monje, llamado Juan, viene á añadir cinco cláusulas para dar cuenta en una como en epitafio de la muerte y persona de Walabonso1. Tal continuacion es una interrupcion arbitraria del autor, porque ni áun se ha tomado el trabajo de variar en algo que revele distinta mano la manera de narrar seguida en el cronicón. Walabonso acredita la historia de los siete infantes de Lara, y toma principalmente por guía para los sucesos políticos á Sampiro y don Rodrigo. Su novedad más notable es la aparicion de san Millan en la batalla de Santistéban de Gormaz, caballero en un blanco corcel, como Santiago en la de Clavijo. No pudiendo tener, á causa de sus frecuentes disidencias, patrono comun leoneses y castellanos, adoptaron estos últimos por suyo aquel santo abad, tan popular en la Rioja y Castilla, y al que pagaban voto, como en aquel otro reino á Santiago.

Salió Hauberto al mundo llamándose Huberto hispaniense, monje de San Dionís de París. Parecióle luego mejor á Lupian denominarlo Hauberto, concretar su patria á Hispalis y acortar su emigracion destinándole á Dumio, y así le dejó correr. El mismo repartia las copias y expedia cláusulas certificadas , como notario apostólico, sacadas del original, de que se decia poseedor, y que mostraba con satisfaccion, presentando como tal un códice gótico encuadernado en tablas forradas de piel descolorida, que habia sustraido del archivo de la catedral de Burgos de entre los que donó el obispo don Pablo Santamaría, cuyo volumen contenia los cronicones de Eusebio y de sus continuadores, habiéndole pegado en el lomo un tejuelo que decia Fragmenta Hauberti.

Pronto encontró Hauberto un Bivar en el padre fray Gregorio de Argaiz, monje benedictino, amigo de Lupian, escritor fecundísimo, que se declaró su campeon y se dedicó á ilustrarle con un formidable comentario. Desencadenados contra el flamante cronicón los vientos de la crítica, costóle larga lucha á Argaiz poderle sacar á luz. Algun tiempo corrió la voz de que le habia enviado á Roma para que en ella se publicara con altas aprobaciones; pero no fué verdad, segun averiguó don Nicolas Antonio, que allí residia. Logró al fin Argaiz publicar el Hauberto traducido y comentado en 1667, año que vió morir á Lupian Zapata en su silla de paborde de la catedral de Ibiza, dignidad que acababa de obtener. Imprimióse con el título de Poblacion eclesiástica de España y va á la cabeza el Martirologio de san Gregorio Bético, desglosado del cronicón, por respeto á ser autor más antiguo que el de éste. Argaiz, en sus comentarios, discute el texto, lo impugna, reconviene al autor, le señala contradicciones, le abruma de citas, de conjeturas, de autoridades; pero acaba por descubrir alguna razon que anula las suyas, y deja airoso el dicho de Hauberto; manejo sumamente cómico, que se repite con frecuencia. Ademas su genio, puerilmente curioso, le lleva á henchir de cosas extrañas y maravillosas sus escritos, literatura precursora del ente dilucidado.[...] 

Fuentes:

Sellos del Camino de Santiago

Fuente: web Los sellos del camino
Alberguería Andrés Muñoz


Ayuntamiento de la Ciudad de Viana
Oficina de Información y Turismo
Oficina de Turismo
Bar San Juan
Cofradía Virgen de Cuevas
Parroquia de Santa María
Refugio Jacobeo Parroquial


Ruta Jacobea - Parroquia de Viana
Albergue Izar
La credencial es el carné del peregrino, el documento personal que te acredita como tal. Se entrega exclusivamente a las personas que peregrinan a Santiago de Compostela a pie, en bicicleta o a caballo. Tiene forma de acordeón y en él figuran los datos del peregrino, así como una serie de casillas en las que se van colocando los sellos de los refugios, las parroquias y otros establecimientos de las poblaciones por las que se va pasando a lo largo del Camino.


En principio, no es necesario poner más de un sello al día, el del lugar donde se pasa la noche, aunque al recoger la Compostela en la Oficina del Peregrino de Santiago “aconsejan” haber recogido al menos dos sellos diarios. Además del cuño del albergue o el establecimiento donde se ha pernoctado, sirve cualquier cuño en el que conste el nombre de la localidad que has atravesado.

Puedes conseguir la credencial en las sedes de los Obispados, en algunas parroquias y en las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.

El peregrino documentado con la credencial no adquiere ningún derecho ni ninguna obligación, por lo que únicamente le corresponde a él proporcionarse los medios para llevar a cabo la peregrinación: comida, alojamiento, etc. Nadie puede exigir nada por su condición de peregrino, aunque la credencial da acceso a los albergues.

La impresión de los sellos en la credencial sirve para certificar el paso del peregrino por las distintas poblaciones del Camino de una forma ordenada y continuada. De este forma se puede comprobar con facilidad que ha recorrido el Camino correctamente.

 Hay dos tipos de sellos:

  • Sellos oficiales: son los que se obtienen en las iglesias, las parroquias, los ayuntamientos, los albergues y otras instituciones civiles y eclesiásticas. Según la Oficina de Acogida al Peregrino de Santiago, son los que verdaderamente acreditan que el peregrino ha completado todas las etapas.
  • Sellos comerciales: son los que se pueden conseguir en bares, restaurantes, hoteles, tiendas y todo tipo de establecimientos comerciales. En los últimos años han proliferado como fórmula para atraer a los peregrinos, ávidos de estamparlos en sus credenciales.
Fuente: web Los sellos del camino

Ermita de la Virgen de Cuevas, 3D

Título: Ermita de la Virgen de Cuevas
Autor: JC (enlace ya no operativo)
Año: 2012
Técnica: SketchUp
Fuente: SketchUp Galería 3D (enlace yo no operativo)



Plan municipal de Viana, 2003

Titulo: Plan Municipal de Viana 2003
Autor: Ayuntamiento de Viana y 3G Arquitectos (Sigfredo Martín Sánchez, Victor Honorato Pérez y José Mª Sánchez Madoz)
Fecha: Marzo 2003
Fuente: SIUN - Ordenación del Territorio y Urbanismo en Navarra

Quilinta, villa romana (2)

Titulo: La cerámica de paredes finas con decoración a molde de Viana ( Navarra). Las producciones de G . VAL. VERDVLLVS y su problemática. Estado de la cuestión
Autor: Gil Zubillaga, Eliseo
Publicación: Isturitz. Cuadernos de Prehistoria-Arqueología . 8, 1997, 427-466
1er. Coloquio Internacional sobre la Romanización en Euskal Herria
Fuente: Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos
PDF

Todas las piezas fueron encontradas en superficie por Luis Arazuri, arqueólogo aficionado de Viana, en una pequeña finca en el término de Quilinta, Viana.





Quilinta, villa romana

Título: Novedades epigráficas en el medio Ebro (La Rioja)
Autor : Urbano Espinosa, Mª José Castillo Pascual
Publicación: LVCENTVM, XIV-XVI, 1995-97, Universidad de La Rioja
PDF

[...]Epigrafía sobre cerámica: El calagurritano Gaius Valerios Verdullus
Durante los últimos años la investigación ha identificado en la cuenca del Ebro y en el oriente de la Citerior un peculiar grupo de vasos de paredes finas ejecutados a molde y con decoraciones figuradas e inscripciones. Unas 40 piezas forman el inventario actualmente conocido, que atribuimos con seguridad a G. Valerius Verdullus. La unidad del grupo se evidencia en la técnica y calidad cerámicas, en los recursos decorativos y en los esquemas compositivos. La mayor parte de las piezas portan inscripciones con caracteres paleográficos muy similares entre sí; puede defenderse la unidad de taller y la virtual coetaneidad de todos los ejemplares. Aquí damos a conocer [...] 4 piezas de la villa romana
de Quilinta (Viana, Navarra), alguna de las cuales, como veremos, resulta decisiva para desvelar la identidad y la origo del officinator Verdullus.


Quilinta se localiza a unos 4 km. al norte de Varea, en la margen izquierda del Ebro. La villa nació históricamente hacia principios de Claudio, sustituyendo en el ordenamiento del territorio a la berona Vareia (La Custodia), junto a cuyo solar emergió. La villa surge asociada al cierre del campamento de la legión IV Macedónica, emplazado al sur del Ebro, y la conversión de éste en la civil y romana Vareia, actual Varea junto a Logroño (ESPINOSA 1990, 6 ss.).

Colección de cerámicas
Tercer cuarto del s. I d.C, desde final del reinado de Claudio (aprox. 50/54) a principos del de Vespasiano (70/75).
Fig. 1. 
Hallazgo superficial. Fragmento de borde, 3 cm. bajo el labio una línea de perlas da lugar a un motivo floral con inscripción (contexto arqueológico de ésta y de las tres siguientes piezas, LABEAGA 1995).
[---? G(aius)•Val(erius)] • Ver[dullus---?]

Fig. 2.
Hallazgo superficial; borde con líneas de perlas y debajo bellotas y hojas de encina conserva la cabeza de una figura humana y en torno a ella la inscripción en doble línea:
G(aius)Vál(erius)-Verdullu[s]
pingít

 Fig. 3.
Hallazgo superficial: fragm. de borde; perlitas en línea horizontal y junto a ella restos motivo indeterminado y parte de una inscripción en doble línea:
[---]Blastus
[---v]eneti
Blastus es cognomen griego con paralelos en Hispania (CIL II 1149: Itálica, 4970.88: Tarraco); Blastinus: II 4018).
El texto de la segunda línea parece aludir a una de las factiones (la azul) del circo, por lo que podemos presumir que portaría decoración de tema circense.
Fig. 4.
Fragmento de 3,2 cm. y hallazgo superficial; junto a la carena doble línea de perlitas y encima una persona (apenas visible) ordeñando una cabra. El vaso no conserva la inscripción que seguramente poseería en origen.

Leyenda "El santuario de San Juan del Ramo"

Título: Leyendas nabarras. El Santuario de San Juan del Ramo
Autor: Juan Iturralde y Suit
Fecha: 20/09/1886
Publicación: Euskal-Erria : revista bascongada San Sebastián T. 15, p. 225-230
Fuente: Biblioteca de Koldo Mitxelena Kulturunea, Diputación Foral de Gipuzkoa
Ficha
PDF
Arco en las ruinas de la iglesia del convento - s. XV
Finalizaba el mes de Julio del año 1445; el sol caía á plomo sobre las feraces campiñas que se extienden entre Logroño y Viana; los labradores interrumpían sus rudas labores y buscaban la sombra de las encinas, abundantes entonces en aquella comarca; los rebaños sesteaban también jadeantes bajo los árboles, sin que se oyera ni el balido de los corderillos, ni el cantar de los pastores; el calor hacia enmudecer hasta á las avecillas del cielo, que se refugiaban entre umbrosas florestas y se bañaban en los riachuelos. Solo se escuchaba en los extensos campos el estridente chirrido de millares de insectos, que semejaba el hervor de aquel abrasado terreno.
Súbitamente sintióse en lo profundo del vecino bosque un insólito rumor; ladridos de lebreles, relinchos penetrantes, ronco son de bocinas, gritos enérgicos y alegres y francas carcajadas.
Lanzábalas un numeroso grupo de lujosos jinetes, que pronto desembocó en el soto persiguiendo á la caza, sin reparar en los rigores de aquella tórrida temperatura.
Las armas y los ricos jaeces, heridos por el sol, brillaban como ascuas; las vistosas caperuzas de los halcones parecían pintadas flores; flotaban los ropajes lucidos de los caballeros, y los briosos corceles desparramándose por el llano, corrían en dirección al Ebro, cual si quisieran limpiar en su corriente el sudor en que estaban empapados. 
Delante de aquellos airosos caballeros, manejando su corcel con notable soltura, corría un joven de fisonomía inteligente, y noble apostura, que tarareaba una sentida cantiga.
Era D. Cárlos, Príncipe de Viana. 

Título de ciudad, 14 de mayo de 1630

Andaba Felipe IV muy necesitado de dinero para sus guerras por Italia, por lo que mandó a Don García de Haro y Avellaneda, conde de Castrillo, a negociar por las villas navarras, a ver que podía sacar. Corella, Olite y Viana pagaron sustanciosas cantidades por el título de ciudad, obteniendo así un lugar preminente en las Cortes de Navarra. El rey firmó los títulos a principios de 1630, y la cantidad que pagó cada ciudad fue variada:
  • Corella, 6 de febrero de 1630, 26.500 ducados de plata doble
  • Olite, 28 de febrero de 1630, 15.000 ducados de plata doble
  • Viana, 14 de mayo de 1630, 14.000 ducados de plata doble
Viana envió a negociar con el conde de Castrillo a  Juan de Garibay y Daoiz, militar natural de Viana y que mas tarde participaría en el sitio de Fuenterrabía.

Juan Cruz Labeaga en su artículo Concesión del título de ciudad a Sangüesa nos pone en contexto:

[...]Hasta bien entrado el siglo XVII Navarra tenía únicamente tres ciudades: Pamplona, Estella y Tudela; al final del siglo llegaron a ser nueve. A lo largo de estos años fueron tan grandes las necesidades pecuniarias de la Monarquía española que, para recaudar fondos, echó mano del fácil recurso de vender títulos y privilegios, tanto a los particulares como a los pueblos que los solicitasen, pagando por ello elevadas sumas de dinero. Las guerras con Protugal y Francia y la sublevación de Cataluña disculpan estas ventas tan poco honrosas.
Algunas importantes villas navarras alcanzaron por este procedimiento el título de ciudad y además del pago de una fuerte suma al rey se tuvo en cuenta para esta concesión sus notables méritos históricos que ciertamente tenían. Así consiguieron tal título en 1630 Olite, Corella y Viana, esta última compró también al rey el castillo y el gran bosque a orillas del Ebro llamado El Soto Galindo. Posteriormente fueron ciudades Cascante en 1633 y Tafalla en 1636.
Pocos años después, la moda de comprar mercedes reales fue en aumento y aunque el dinero para la Monarquía no era tan urgente, Paz de los Pirineos con Francia en 1660, no quiso desaprovechar la Hacienda Real un método fácil de conseguirlo. La vanidad de algunas localidades de tener asiento en Cortes y el orgullo y emulación de algunos particulares adinerados por exhibir un título quedaron bien patentes, y las concesiones tuvieron que ser anuladas por la oposición de las Cortes navarras que las calificó de arbitrarias.[...]


Decreto de Felipe IV de 1630
Don Phelipe por la gracia de Dios rey de Castilla, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Portugal, de Navarra, de Granada, etc. Al serenísimo príncipe Don Balthasar Carlos mi muy caro y muy amado hijo y a los Infantes, Prelados, Duques, Marqueses, Condes, Ricos hombres, Priores de las hórdenes, Comendadores y subcomendadores, alcaydes de los castillos y casas fuertes y llanas y a los del nuestro Consejo, Presientes y Oydores de las nuestras Audiencias, alcaldes, alguaciles de la nuestra Casa y Corte y Chancillerías y al nuestro Virey y Capitán General del nuestro Reyno de Navarra, Regente y los del nuestro Consejo y Alcaldes de la Corte Mayor del y otros qualesquier Jueces y Justicias y a todos los concejos, Correjidores y asistente, gobernadores y otros nuestros jueces y justicias, ministros y personas de qualquier estado, condición, preheminencia o dignidad que sean o ser puedan nuestros vasallos, súbditos y naturales, así de nuestros Reynos como del de Navarra, a los que agora son y al delante fueren y cada uno y qualquier de Vos a quien esta nuestra carta o su traslado signado de escribano público fuere mostrada:

Saved que theniendo consideración a los muchos, buenos y leales servicios que el alcalde, regimiento, concejo, justicia, cavalleros, escuderos, oficiales y hombres buenos de la villa de Viana en el nuestro Reyno de Navarra a echo a los señores Reyes nuestros progenitores y a mi, y a que es cabeza de Principado y que por privilegio particular tiene la jurisdicción civil y criminal que asta aora la a tenido en el dicho Reyno solo las ciudades y concurrir en ella otros muchos privilegios y a que aviendo Don García de Avellaneda y Haro, Conde de Castrillo y de los de Estado y Cámara representando mi nombre a la dicha villa las grandes, forçosas e inexcusables ocasiones de guerra que tengo en Italia y otras partes a ofrecido servirme con catorce mill ducados en plata doble, pagados a ciertos plaços en que se incluyen quinientos que se le deven de socorros hechos a hombres de armas por algunas mercedes que en mi nombre le ofrezió y entre ellas por la que le concedió por esta nuestra carta y queriéndola honrrar y sublimar avemos tenido y tenemos por vien de le hazer e intitular como por la presente lo acemos, e intitulamos ciudad, para que de aquí adelante lo sea y se llame así y tenga por ello voz y voto, asiento y lugar en las Cortes Generales, que se celebran en el dicho Reyno y encargamos al dicho serenísimo príncipe y mandamos a todos y a cada uno de Vos, los sobredichos que la agáis y tengáis por tal y llaméis ciudad, así por escrito como de palabra y la guardéis y agáis guardar todas las onrras, gracias, mercedes, franquezas, libertades, exempciones, preheminencias, prerrogatibas e inmunidades y todas las otras cosas que por raçón de ser ciudad deve aver y goçar y las que por ello tienen y goçan las demás ciudades del dicho Reyno todo bien y cumplidamente, con tanto que por esto no sea visto quedar reservada de pagar por entero lo que les toca y se le repartiere de quarteles y alcavalas ni se aga novedad por ello y si de ello quisiere nuestra carta de privilegio y confirmación mandamos a los nuestros Contadores y escribanos mayores de los privilegios y confirmaciones y a los otros oficiales que estén a la tabla de los nuestros sellos se la den, libren y pasen y sellen la más firme, fuerte y bastante que se les pidiere y fuere menester y los unos ni los otros no hagáis cosa en contrario so pena de la nuestra merced y de cinquenta mil maravedís para la nuestra Cámara a cada uno que contraviniere a ello y de esta nuestra carta a de tomar la razón Bartolomé Mançolo, nuestro Secretario y Contador de la nuestra Real Hacienda, que la tiene de los maravedís que proceden de semejantes servicios. Dada en Madrid a catorce de mayo de mill seiscientos treinta años. Yo el Rey. Yo Juan Laso de la Vega Secretario del Rey nuestro señor la fice escribir por su mandado. El Obispo de Solsona. El Licenciado Melchor de Molina. El Licenciado don Alonso de Cabrera. El Licenciado Don Juan Chaves y Mendoza. Tomó la razón de la cédula de Su Magestad escrita en las tres ojas antes desta Bartolomé Mançolo. Registrada Juan de Guarte. Por Chanciller Juan de Guarte.

Decreto del Consejo. Se obedece con el acatamiento devido y en su cumplimiento se manda despachar sobrecarta.

Auto. Proveyó e mandó lo sobredicho el Consejo Real en Pamplona en Consejo en al acuerdo, viernes a veinte y quatro de mayo de mill seiscientos y treinta años, y acer auto a mi presentes los señores Licenciados Don Diego de Cevallos y de la Vega Regente, Eusa, Murillo, Liçaraçu y Dotor Murillo del Consejo. Joan de Veruete Secretario.


Fuentes: