Continuación de Rodrigo García de Jalón (3 de 4)
En los días siguientes del mes de mayo todos los periódicos de Madrid continuaron informando de la misteriosa desaparición y de sus protagonistas: el Sr. Jalón, su hijos y el hermano, y de los principales sospechosos, la hermosa Mª Luisa y su padre el capitán Sánchez, que seguían negando su participación en la desaparición.
La noticia dio un vuelco el día 20 al encontrarse restos humanos en las alcantarillas de la Escuela Superior de Guerra, edificio en la que tenían sus habitaciones el capitán Sánchez y su familia.
Dos días mas tarde se registró la vivienda del capitán y se encontraron emparedados la ropa que llevaba la víctima el día de su desaparición, un machete, un hacha, un martillo y huesos humanos descarnados.
El juez volvió a interrogar al capitán y su hija, y a raíz de la declaración de la hija pudo por fin aclararse el caso.
Revista "Mundo Gráfico": 28-5-1913
Las noticias en los periódicos dejaron de titularse "Suceso misterioso" pasaron a ser "El crimen del capitán Sánchez".
Jalón y la hija del capitán se habían conocido meses antes en el café de San Sebastián, y se encontraron de nuevo a principios de abril en la calle de la Montera. Jalón, conocedor de la mala situación en que estaba la familia y lleno de pasión, aprovechó para ofrecerse a Mª Luisa como protector y brindarle alojamiento en su casa, así como a sus cinco hermanos. El 24 de abril de 1913, con el fin de obtener la conformidad del padre, quedaron en el domicilio familiar, donde no había nadie (los niños salieron al campo con el tío abuelo que los cuidaba).
Se sentó Jalón en el asiento que le ofreció Mª Luisa, de espaldas a la puerta y con ella en frente. Comenzó entonces el seductor una larga charla galante. Embebido en el efecto que creía causar con sus palabras, no se apercibió de que, detrás de él, se entreabría sigilosamente la puerta.
Por ahí apareció la figura amenazante del capitán, con los ojos enfebrecidos y el ánimo resuelto. En la mano empuñaba un martillo, que brilló un instante por encima de su cabeza, y sin transición descargó el golpe brutal en el cráneo del desprevenido visitante. El segundo golpe, quizá más fuerte que el primero, acabó de asegurar la muerte: el cráneo estalló. Sin perder un momento, Sánchez registró el cadáver; pero sólo encontró veinte duros, algo de calderilla y la ficha de juego.
Arrastró el cuerpo hasta una artesa, donde cortó la ropa por si encontraba algo de valor entre los pliegues. Cuando se persuadió de la inutilidad de su esfuerzo, con un hacha comenzó a despiezar el cadáver. Luego ordenó a su hija que pusiera a hervir una sartén llena de aceite, para disimular los olores.
Revista "Mundo Gráfico": 4-6-1913
La cabeza de Jalón acabó en el fuego del hogar. Las partes blandas del cuerpo fueron arrojadas por el sumidero del retrete, y la osamenta, con pingajos adheridos, por el hueco entre dos muros del piso superior. Posteriormente, padre e hija se dedicaron a la tarea de limpiar los rastros.
Aún cometió otro error el capitán: necesitado de dinero para el juego, empeñó un reloj de oro con leontina, un dije y dos anillos fácilmente identificables.
Revista "Mundo Gráfico": 24-9-1913
Con tal cúmulo de pruebas, Manuel Sánchez López, nacido en la provincia de La Coruña, héroe de la guerra de Cuba, con antecedentes familiares de locura, sospechoso de las desapariciones de otras dos personas fue condenado a muerte en un consejo de guerra por robo con homicidio, y su hija a 20 años de prisión.
El capitán, que siempre se declaró inocente, fue fusilado en el amanecer del 3 de noviembre de 1913 y enterrado en Carabanchel Bajo. Su hija, después de mucho tiempo perdida en la locura, en la que rememoraba la muerte a martillazos de su maduro pretendiente, murió 12 años más tarde.
Años mas tarde, Francisco Serrano Anguita, el periodista de El Imparcial, que había seguido la noticia desde el principio publicó la novela "Yo descubrí el crimen del capitán Sánchez" y Ramón del Valle-Inclán se inspiró en algunos detalles del suceso para su obra de teatro "La hija del capitán".
En 1985, el cineasta Vicente Aranda dirigió el capítulo "El crimen del capitán Sánchez" de la serie "La huella del crimen" para TVE, con Fernando Guillén en el papel del capitán y a Victoria Abril en el de la hija.