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Otras brujas de Viana, 1300

Título: Archivo General de Navarra. Catálogo de la Sección de Comptos. Registros años 1258-1364. 
Autor: Florencio Idoate Arargui
Fecha: 1974
Publicación: Pamplona: Aramburu, 1974, t. 51, n. 79.


En 1300 según las cuentas del merino de Estella, fue condenada una mujer quidam hebrea de Viana a 60 sueldos por infamata quod faciebat sorcerias et incantaciones et non constabat in ueritate.

En 1334 fueron quemadas en Isaba, Arnalda de Leysa por causar la muerte de Sancho de Aurraberatsa con pociones, y Elvira de Tidón y su suegra María, porque aquélla envenenó a su marido y ésta a su padre. Fueron quemadas bajo la acusación de herbolarias y brujas.


Fuente: 
El mundo de las supersticiones y el paso de la hechicería a la brujomanía en Euskal-Herria (Siglos XIII al XVI), 
Iñaki Bazán Díaz.
Vasconia. 25. 1998, 103-133

Universidad del País Vasco. Ficha y PDF

Proceso de fe contra Martín López, mercader y vecino de Viana (1520-1521)

Título: Judaizantes y textos hebreos en el Tribunal de la Inquisición de Navarra: el proceso de fe contra Martín López (1520-1521)
Autor: Nogal Fernández, Rocío de la. Barco del Barco, Javier del
Editor: Universidad Pública de Navarra
Fecha: 2013
Publicado en: HUARTE DE SAN JUAN. Geografía e Historia N. 20, Pamplona: Universidad Pública de Navarra, Págs. 71-86
Fuente: Academica-e. Universidad Pública de Navarra
Ficha
PDF

Archivo Histórico Nacional -
Signatura: INQUISICIÓN, 4585, Exp.15
[...] El proceso contra Martín López, vecino de Viana, por judaizante, se inició en Tudela el 8 de marzo de 1520 por iniciativa de Juan de Villava, promotor fiscal del Santo Oficio en Navarra. El fiscal puso en conocimiento de los inquisidores Francisco González de Fresneda y Rodrigo de Ayala, la existencia de un rumor acusatorio contra Martín López, cristiano nuevo, al haber encontrado evidencias de herejía y apostasía.
La denuncia venía motivada por la declaración de un testigo, Luis de Arguedas, quien a su vez, deducimos, tenía abierto un proceso de fe. Después de ser sometido a tortura, Luis de Arguedas recordó unos hechos que tuvieron lugar «7 u 8 años poco más o menos». En su primera declaración, fechada en Tudela el 8 de mayo de 1520, confesó que en el camino de Arguedas a Tudela se cruzó con dos cristianos nuevos, Gabriel y Martín López, mercaderes y vecinos de Viana, y que, tras detenerse a hablar con otras personas procedentes de Arguedas, les encontró rezando los salmos de David. El propio Luis declaró que se unió a ellos y recitó las mismas oraciones:
«... Y después este confesante fue tras los de Viana y los halló cabe una riba rezando, y este confesante les dijo: ¿Qué rezáis? Y ellos le dijeron: Rezamos los salmos de David en hebraico. Y que allí se descubrieron y platicaron los dichos Gabriel y Martín López... y le pidieron a este confesante qué oración sabía; y este confesante les dijo la oración que solía rezar, y rezaron todos tres aquel salmo que solía rezar este confesante»
[...] Finalmente fue condenado por leve sospecha de herejía –ya que los inquisidores no encontraron pruebas suficientes para condenarlo por hereje– y por fautoría. Se le impusieron las penas correspondientes a estos dos delitos: abjuración de levi y el pago de diez ducados de oro viejo por la sospecha de herejía, y la flagelación pública por haber cometido fautoría y perjurio:
«Nos inquisidor susodicho, visto como el dicho Martín López ha abjurado ahora ante nos según por nuestra sentencia le fue mandado, por tanto fallamos que lo debemos absolver de la sustancia de nuestro juicio e lo mandamos librar en las cárceles en que está, e le mandamos restituir todos sus bienes que le fueron secuestrados e inventariados, e cancelamos y hemos por cancelado el dicho inventario. Y por la sospecha que contra el resultó de lo procesado (en) cuanto al crimen de la herejía, lo penitenciamos que de sus bienes de él pague para las necesidades del Santo Oficio diez ducados de oro viejo; y por respeto de la fautoría y perjuro lo mandamos azotar públicamente por las calles públicas de la presente ciudad. Así lo pronunciamos y declaramos en estos escritos y por ellos».

Otras referencias

La judería de Viana

Título: Juderías y sinagogas en el reino de Navarra
Autor: Juan Carrasco Pérez, Universidad Pública de Navarra
Localización: Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 63, Nº 225, 2002 , págs. 113-156
PDF-Dialnet, PDF-Navarra.es


Viana y su aljama
Situada sobre un promontorio rocoso que domina la planicie fluvial del Ebro, esta villa fue creada, en 1219, por Sancho VII el Fuerte para reforzar el dispositivo defensivo contra Castilla. La incierta frontera de la Rioja precisa el establecimiento de plazas fuertes, bien provistas de recintos amurallados y castillos que sirvan de freno a las continuas irrupciones de las tropas castellanas. Su fortificación supuso el reagrupamiento de siete aldeas (Longar, Soto, Piedrafita, Perezuelas, Tidón, Cornava y Goraño) del entorno más próximo. A esta villa, de fundación real, se le dio un trazado a cordel –de calles paralelas y perpendiculares–, propio de otras villas de repoblación, muy semejante al de Sangüesa y Puente la Reina. Al amparo de una legislación favorable –el Fuero de Logroño-Laguardia–, la población autóctona, de marcado carácter rural, se incrementó de forma notable con oleadas sucesivas de artesanos, mercaderes y judíos. Se cumplía así ese binomio “weberiano”, dinámico y conquistador, de fortaleza y mercado. En apenas dos generaciones, la judería –instalada quizá en el cerro extramural de la Nevería, próximo al arrabal de San Felizes y después en el barrio Alto del Castillo, ya intramuros– era ya una comunidad plenamente asentada, capaz de atender algunas exigencias del fisco regio, siquiera de forma ocasional. En la recaudación de don Creste y don Miguel de Undiano de 1266, destinada a la “compra de la moneda” o monedaje, los judíos de Viana hicieron una entrega (en concepto de dono) de 25 libras de burgaleses (12 libras y media de dineros sanchetes) y otra de 40 mavaredís (7 libras y media de la moneda navarra). Durante el reinado de Juana I y su marido Felipe I el Hermoso (1285-1305), la contribución de los judíos “vieneses”, siquiera en lo relativo a la pecha (imposición directa), fue gestionada e inscrita desde la aljama de Estella, a la que pertenecían. Los gobernadores Guerin de Amplepuis y Simón de Melun debieron ser los encargados de llevar a cabo la actualización y reajuste de estas aportaciones de los judíos. Ello explicaría que se pasase de las 41 libras de “peita veteri”, aportadas por la aljama de Estella en 1286, a las 1.320 del ejercicio de 1290. Durante casi diez años esa fue la cifra asignada a este conjunto de sujetos fiscales, hasta que fue revisada a la baja en 1304-1305, poco antes de morir la reina, quedando establecida en 1.165 libras y finalmente, en 1315, en mil cien. Para entonces, los judíos de Viana aportaban su propia pecha, netamente diferenciada y estipulada en 358 lib. 14. s. 15 d.; en 1362, el importe de la pecha fue de 666 lib., 16 s. 3 d. de carlines. Si traigo a colación estas cuestiones de revisión fiscal es para poner de relieve el evidente crecimiento demográfico experimentado por esta judería en un tiempo tan controvertido y azaroso, como fue la segunda mitad del siglo XIV. Dicho incremento pudo provocar la saturación de los solares del cerro de la Nevería, limitado en su espacio por lo escarpado de su emplazamiento, siendo necesario buscar cobijo dentro del recinto amurallado, quizá en el barrio de las Cuevas de Arriba, donde aparecen elementos morfológicos tan esenciales como son el Hospital de los judíos, la casa de Gento Melca y, con toda probabilidad, la sinagoga. El número de familias fue en aumento, en consonancia con el creciente desarrollo urbano de la villa, hasta el extremo de constituir su propio barrio, ahora intramuros, más estable y seguro y capaz de albergar a algo más de medio centenar de hogares. La participación de los judíos en la vida mercantil de esta etapa de la ruta de peregrinación jacobitana, según se desprende del análisis de las más de setecientas actas de crédito suscritas entre 1379 y 1413; de los padrones de deuda y de los inventarios de compraventa de heredades en que intervinieron la mayoría de sus miembros. Nombres como los Melca, Evenayón y Leví, entre otros, figuran entre los más acaudalados. En relación con la población de la villa, incluida su periferia, el porcentaje de judíos fue de algo más del 13 por ciento. A lo largo del siglo XV los síntomas de decadencia parecen evidente e irreversibles, a ello contribuyeron “las guerras que hacen los de Castilla y las esterilidades y mortandades de los tiempos”. Al final, después de la “conversión” y al igual que otras juderías del reino, la sinagoga y otros vestigios del rico pasado hebreo fueron objeto de confiscación por parte de la corona. En el cenit de su existencia y hasta el final de sus días, la aljama de Viana agrupaba además de la suya a las comunidades de Laguardia, San Vicente y Los Arcos.[...]